Crónica de una misión
Escribe: Hna. Rosalía García Arias
Hna. Rosalía García Arias. Llegó a Madrid el 22 de agosto del año 2021, procedente de Paraguay después de 39 años de misión en aquél país. De la mano de su Fundador Francisco Palau y Hna Teresa Mira esta es a grandes rasgos su experiencia vivida:
Llegué al pueblo de Pirayú, en Paraguay, el día 14 de diciembre de 1982. Allí se encontraba la H. María Guillen,cmt, acogida en una casa de familia ya que no teníamos en donde estar. Pronto arreglamos una pequeña habitación, propiedad de la parroquia, para poder instalarnos. Los vecinos y las Madres Carmelitas Descalzas (nunca les agradeceremos lo que hicieron y hacen por nosotras) nos daban la comida y lo necesario para vivir.
Enseguida empezamos a trabajar con una
O.N.G. protestante que se dedicaba a la promoción humana y a la salud, de los
lugareños “misión de amistad” Nos sirvió para tener un pequeño sueldo y a la
vez integrarnos en la pastoral parroquial en esta sociedad a la que
veníamos con ánimo de compartir la vida como “Iglesia Dios y los prójimos”.
Muy pronto el Párroco P. Jorge Barbosa nos integró totalmente en la pastoral de la parroquia que
era extensa y no fácil. La parroquia tenía un colegio y escuela fundados un año antes de llegar nosotras. Mientras H.
María atendía con especial énfasis a la salud, yo me metí
de lleno en el Colegio y labor parroquial y aunque las dos Hermanas compartíamos todo el
trabajo, a mi me toco el mayor peso. A los cuatro años de permanencia en Pirayú
el Sr. Obispo trasladò a otra parroquia al P. Barbosa y entrego la conducción
de la parroquia a las, C. M. T. nombrándome a mí, responsable de la misma, con
el colegio, escuela etc. etc. Cinco largos años fui párroco de la parroquia
“Virgen del Rosario” de Pirayù y responsable de la escuela y colegio, me toco
ser directora general de ambas
Instituciones, Con la
comunidad de Hermanas y un grupo de seglares comprometidos con la causa del
Evangelio todo se fue realizando satisfactoriamente. Años de mucho compromiso y
entrega incondicional, pero de mucho gozo por el deber cumplido. El objetivo principal fue crecer junto con la comunidad de manera integral. El Sr.
Obispo Mons. Celso Yegros el día que hizo entrega de la parroquia me dijo “Hoy
te comprometes a crecentar y guardar la fe de estos feligreses”. Eso se grabò fuerte en mi corazón y me comprometí con la ayuda de Dios y los hermanos a no
defraudarlos. Años fecundos de entrega total a la causa del
Evangelio. “Mis fuerzas se dirigen a servir a la Iglesia” (P. Palau) Nueve
largos años estuve en Pirayù.
Después fui destinada a Paso Yobai. Al interior del país, Diócesis de Villarrica del Espíritu Santo. Una nueva fundación a la que llegamos el 30 de abril del año 1991. Tres Hermanas. María Guillen, Magna Ruiz (paraguaya) y yo. Tres” pobrecillas” Llenas de celo apostólico. Sonaban de lleno las palabras de nuestro Fundador; “Tengo yo que ir de uno a otro extremo de la tierra para trabajar con todas mis fuerzas en la salvación de las almas allá donde se me abra camino”.
Empezábamos con una trayectoria
de misión. No teníamos casa nos instalamos en un galpón de la parroquia que
cuando llovía corríamos las camas para no amanecer “mojadas” Una sola sala
servía para todo, Allí permanecimos dos largos años hasta que se construyo la
casa en la que está actualmente la comunidad “Tupasy Renda” (lugar de la Virgen); éramos
felices, como diría Sta. Teresa “Oh válgame Dios ¡Que poco hacen estos
edificios y regalos exteriores para lo interior”¡ “Verdaderamente he visto
haber más espíritu y una alegría interior cuando parece que no tienen los
cuerpos como estar acomodados” Yo esto lo experimente muy fuerte
Largo tiempo de descernimiento,
qué hacer y cómo hacer, visualizamos la situación del pueblo para "con ellos y
desde ellos" empezar nuestro trabajo de acompañamiento misional.
El panorama no era tan halagüeño que digamos, la pobreza se hacía sentir, familias que vivían de un pequeño trabajo (changuitas) dicen ellos, niñas abusadas, mujeres maltratadas, madres solteras con varios hijos, padres alcohólicos y sin trabajo, Aguas estancadas, de lagunas en donde se paseaba el caballo, cerdo etc. y después servía esa agua para el servicio de las casa, esto era muy generalizado. No había caminos, ni otros servicios básicos normales, La pobreza abundaba en salud y educación. Empezamos por una capacitación integral de las personas y poco a poco, con ellos, tomamos estos dos ejes, salud y educación sin descuidar la pastoral de conjunto. Abrimos escuelas en Compañías y en Barrios marginales del pueblo, incluyendo la alfabetización para adultos, se capacitaron maestros y se buscó sueldos para los mismos, desde el Ministerio de Educación. Una maestra de uno de los Barrios, agradeciéndome cuando me despedían dijo: “Nuestro eterno agradecimiento para ti, que nos vistes cuando éramos invisibles para los demás, nos diste aquel abrazo cálido y sanaste nuestras heridas, tu fe en nosotros nos hizo fuertes y nos enseñaste a dar los primeros pasos.”
Abrimos un dispensario de salud
en nuestra casa y buscando medios, se solvento
gran parte de las necesidades, había mucha parasitosis sobre todo en los niños,
se hizo un proyecto a un Ente estatal y conseguimos excavar dos pozos
artesanos que proveen agua potable en el pueblo para unas 250 familias, hasta
hoy ellos le llaman “el agua de la Hermana”.
Conjuntamente se abrieron caminos, se construyeron puentes, (para que los agricultores puedan llevar sus productos al mercado cercano). Se acompaña la vida de los pobladores en leyes fiscales, obtención de tierras, luchas y pleitos en juzgados y fiscalía, abusos de menores, acompañar hasta en juicios orales por falta de familiares que lo puedan hacer, esta parte suele ser con frecuencia y es, muy dura. “Cuanto haces a tus prójimos lo haces a mi porque yo soy ellos y ellos son la Iglesia”
Con un equipo de laicos formados pastoralmente, acompañé durante
estos 30 años de labor en Paso Yobai; la catequesis parroquial, formación de
familias, grupos juveniles, grupos de niños. grupo Got. familias misioneras,
equipo de laicos, etc. El trabajo parroquial es una parte importante de las C M T.
Otro trabajo duro y fuerte fue el
acompañar los asentamientos campesinos sin tierra. La obtención de sus tierras, ya
que no poseen titulo, supone enfrentamientos con abogados, jueces, fiscales, y
toda la parte alta corrupta, para favorecer al pobre. En un asentamiento además
con la ayuda de nuestra O.N.G Educas, (Se hizo un proyecto) Durante dos años se
trabajó con profesionales en la capacitación integral de 78 familias,
construcción de escuela, oratorio, ayuda organizativa del pueblo, capacitación
de agentes de pastoral. Hoy es una hermosa barriada, que cuenta con lo más básico y necesario; agua potable, luz eléctrica etc.
Sin dejar el trabajo integral con
la comunidad paraguaya. La comunidad de C.M.T. acompaña a 8 pueblos indígenas
de la Etnia Mbuya Guaraní, que cuenta
con unos 1500 miembros, adultos, jóvenes y niños.
Al principio fue un trabajo
arduo, difícil, no sabíamos la lengua, huían de nosotras, no tenían confianza,
(la sociedad circundante, hasta hoy los desprecia y atropella) y nosotras
formamos parte de los” blancos” que dicen ellos. Hoy todo eso ha desaparecido,
ya no somos consideradas enemigas sino parte de ellos mismos. Nuestro trabajo
con los pueblos aborígenes es de total respeto a su “Teko” (manera de ser,
estar, saber entrar con respeto y cariño en “casa ajena), juntos fuimos
construyendo una vida más digna para el humano, reconociendo que ellos aportan a
nuestra vida más de lo que nosotras podemos darles.
Estos pueblos eran cazadores y pescadores, poseían bosques con, abundantes animales silvestres, ríos que contenían cantidad de peces, cazaban, pescaban y no les faltaban alimentos. Los paraguayos deforestaron sus bosques, los brasileros con fumigaciones por la siembra de grandes extensiones de soja transgénica. Con este graden flagelo terminaron los animales silvestres, y los peces de los ríos, y terminó el alimento de nuestro aborígenes. Dolor y angustia era nuestro vivir y como hacer, para ayudarles, empezamos con mucha precariedad, buscando recursos que no teníamos, para paliar todo esto. Pedimos ayuda con proyectos. A”EDUCAS” con ello teníamos para algunas cosas pero no daba para cubrir todo lo que se necesitaba, para el desarrollo general de todos los miembros.
Desde el año 2004 hicimos Proyectos con Manos Unidas” que duraron hasta el 2021.Se trabaja con todos los miembros de los 8 pueblos: Obtención de tierra propia, con sus correspondientes títulos, de propiedad. Capacitación integral. Contrato de personas profesionales en, agricultura, piscicultura, avicultura y todo lo que tuviera que ver con el desarrollo del campo, para que tuvieran sus propios cultivos y saber cómo manejarlos, hasta conseguir un desarrollo sostenible, en las comunidades.
Se compraron herramientas, semillas
alternativas, yuntas de bueyes para trabajar la tierra, animales domésticos
para su sustento, etc. Se les capacita
en Leyes paraguayas y leyes propias. Con ellos, desde ellos, y con mucha
paciencia, nos fuimos metiendo de lleno
con el temade salud y educación. Se construyeron en las comunidades, dispensarios para la
atención sanitaria, escuelas de primaria en todas las comunidades, educación de alfabetización de
adultos, y por último se creó una escuela agraria en una de las comunidades
(ISLA HU) con el fin de que los jóvenes de todos los 8 pueblos puedan acceder a
dicha escuela que terminan con bachillerato
y capacitados en agricultura y todo lo referente al campo.
Para la edificación del local de dicha escuela la comunidad de Isla Hu, cedió 10 hectáreas de terreno, así pudimos desarrollar con eficacia la labor educativa de nuestros jóvenes, a la que acuden 45 alumnos de los 8 pueblos de los Distritos de Paso Yobai e Independencia.
El trabajo con los pueblos aborígenes es mucho más amplio que lo descrito hasta aquí. Acompañamiento en sus justos reclamos, hasta lo más básico. La promoción de la mujer indígena también fue uno de los grandes desafíos, peluquería, cocina, costura, elaboración de jabones etc. Destacamos en todo ello que siempre primo el respeto a sus leyes, creencias, respetando su “Teko” (manera de ser y estar) entramos con mucho respeto y cariño en “casa ajena”; juntos fuimos y vamos construyendo una vida más digna.