Estamos celebrando el Año Santo Jubilar de la Misericordia,
como dice el Papa Francisco “El misterio de la fe cristiana parece encontrar su
síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su
culmen en Jesús de Nazaret. » (Ef 2,4)” La Misericordia “Es fuente de alegría,
de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la
palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el
acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia:
es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con
ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia:
es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de
ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado”.cf MV 1-2
A su vez ha finalizado
el Año de la Vida Consagrada con el Congreso
celebrado en Roma: “Vida consagrada en comunión” al que han asistido más
de cuatro mil consagradas/os provenientes de culturas, realidades
sociales, carismas diversos. Ha sido un evento a nivel mundial
cargado de belleza y significado, una ocasión que ha ofrecido la oportunidad de comprender la nueva vida consagrada de
nuestro tiempo, que está emergiendo.
El Año Jubilar de la Misericordia, y el Año dedicado a la
Vida Consagrada, han sido, sin duda, dos acontecimientos que el Papa Francisco
nos ha regalado como un Kairós, semillas de luz, esparcidas en muchos corazones
sedientos de serenidad, bondad, amor, misericordia.
Por feliz coincidencia, al unísono de estos dos grandes
eventos, las Carmelitas Misioneras Teresianas y muchos de nuestros amigos,
Milpa, y tantos otros, hemos querido celebrar los 75 años de la entrada en la
Pascua Eterna de nuestra Hna. Teresa Mira García, cmt. ¡Qué coincidencia más
bonita ha sido para todos nosotros tener, en este año de gracia, como compañera
de camino a Teresa Mira, cmt. ¿Quien mejor que ella nos puede enseñar desde la
praxis cotidiana, cómo se vive la serenidad, el amor, la bondad, la
misericordia?. Necesitamos ver rostros
concretos, acciones, actitudes, respuestas, garra, ganas de “hacer el bien”,
necesitamos tener a nuestro alcance a alguien que, sin mucho ruido nos susurre
al oído: “para Dios todo es poco”; para el hermano, todo es poco. Ella, Teresa
Mira, cmt, nos está diciendo, calladamente, cómo se vive, siempre y a todas las
horas la misericordia.
El Papa, en la audiencia final del Año de la vida consagrada
que tuvo con los religiosos/as, nos regaló tres palabras importantes:
Profecía, proximidad,
esperanza.
Profecía: Profeta es ser testigo de Jesucristo; es decir
a la gente con la vida, que hay un camino de felicidad, de grandeza, un camino
que llena de alegría, que es el camino de Jesús. La profecía es decir que hay
algo verdadero, más bello, más grande, más bueno al cual todos estamos
llamados. A Teresa Mira, cmt, la vemos profeta,
testigo: del bien, de la verdad, de la humildad, de la alegría. Amó y se
entregó a su Señor siempre y en todo. Fue y sigue siendo testigo evangélico con
su vida ante todos los que tuvieron y tenemos la dicha de vivir a su lado.
Proximidad, cercanía, … Hacerse religioso –dice el Papa-, no
significa subir uno, dos, tres escalones en la sociedad. La vida consagrada me
debe llevar a la cercanía con la gente; cercanía física, espiritual. Proximidad:
¿Quién es el primer prójimo de un consagrado o de una consagrada? El hermano o
la hermana de la comunidad”.
Proximidad, con el más próximo a tu vida. La necesitamos en un mundo lleno de
agitación, de trabajos, de ir y venir, de planificaciones, encuentros, afanes
apostólicos. Nos ha quedado sonando en los oídos esta palabra: “Proximidad”, la
necesitamos en nuestras casas, en nuestras comunidades, decimos que vivimos
juntos, pero, ¿estamos próximos unos a otros? ¿cómo es mi proximidad con el
hermano que vive a mi lado?. Proximidad. De nuevo hay que preguntar a H. Teresa
Mira, cmt, qué hacía ella para estar tan próxima y presente siempre y en cada
circunstancia que le tocaba vivir: la recordamos en Alcalá de Chisvert cargada
de niños pequeñitos que aún no sabían andar; velando a la superiora que la
requería de noche en su enfermedad; subiendo el cubo de agua desde el sótano a
la cocina para ayudar a Hna. Anita ya anciana,
colgando la ropa de la comunidad en la terraza ayudando así a la hermana
que sufría de dolor de cabeza; recogiendo una a una las lentejas del niño que
las había perdido entre el barro y que esperaba su madre pues era lo único que tenía para echar ese día al
puchero y dar de comer a sus hijos; o pidiendo al tendero que vendiera unas
alpargatas a un miliciano con el que no quería saber nada. Hna. Teresa próxima, cercana, con sencillez, solícita
siempre.
Esperanza. Teresa
Mira,cmt, practicó la esperanza ya desde muy pequeña cuando en casa
de sus padres veía aumentar la familia y el pan era escaso para todos, con
serenidad y paz ayudó a su madre cuidando a sus hermanos más pequeños, sabiendo
que la esperanza confiada vence las dificultades por difíciles que parezcan. En
cada uno de los acontecimientos de su corta vida su esperanza en el Señor fue a
toda prueba. Y su existencia no fue fácil. Alguna vez ante una petición a su
Niño Jesús de Praga de quien era devota la oímos exclamar: “Tú te cansarás de
oírme pero yo no me cansaré de hacerte novenas para que me arregles los asuntos
para entrar carmelita”. De vuelta a la casa paterna en la contienda del año 36,
repetía a su hermana Magdalena, carmelita como ella que, como era natural
estaba asustada ante los acontecimientos que se avecinaban: “no temas, no
tendremos la suerte de ser mártires”. “El Señor es testigo –y yo también-
escribía más tarde Magdalena, de aquellas largas noches pasadas en oración”. Y
podemos añadir, en penosa-gozosa esperanza. Así lo afirman los testigos, entre
ellos las mujeres que en las “colas” que hacían para adquirir cada día el
alimento para sus familias, las dejaba pasar delante pues sabía que les
esperaban sus hijos. O la tendera que veía entrar a la Hna. Teresa a lavar y
peinar a sus niños mientras le tocaba el
turno. La esperanza como las demás virtudes en Teresa Mira, cmt, era fruto del
Espíritu, Presencia viva de un Dios que es fiel, acompaña siempre, no falla
jamás. Tú Teresa lo sabes y sigues en paz.
Creo que contra la tentación de perder la esperanza, nos decía el Papa
Francisco en su audiencia, debemos rezar más. Y rezar sin cansarnos”.
Hna. Teresa. Hoy, día 26 de febrero, desde tu ventana del
cielo estarás sin duda mirando hacia la tierra, si nos acercamos y pedimos tu
ayuda, seguramente nos dirás tu ‘secreto’ de profecía, proximidad, y esperanza que nos ha pedido el Papa y nos sigue pidiendo el mundo. Estaremos
atentas a tu mensaje.